Develando los misterios de Camboya

DICIEMBRE

16/12/2024

Por Hector Aredes

@hector.aredes

Son casi las 20 hs y el piloto del vuelo de Vietnam Airlines anuncia que estamos a punto de descender en Siem Riep. Y casi se me corta la respiración, estoy a punto de pisar el suelo de Camboya, comenzar a develar sus enigmas y buscar las respuestas a esas preguntas que me hice durante tantos años.

El aeropuerto es realmente moderno y nuevo, hace muy poco tiempo se inauguró al ritmo del creciente turismo que llega a este país. Siem Riep representa uno de los pocos contrastes de occidentalidad en Camboya, y verdaderamente es una ciudad que vive y reina gracias al turismo. La bandera nacional, con la silueta de los templos en el centro, flamea en cada esquina de esta pequeña urbe de 150.000 almas.

Llego a mi hotel, es ya entrada la noche, pero el termómetro no baja de los 28 grados.  Mejor no prestar tanta atención a la humedad, que no bajó casi del 100% en todos los días en los que me adentré por la selva y sus misterios.

Amanece muy temprano y mejor ir a Angkor con las primeras luces del sol, antes que el calor y los turistas hagan todo mas difícil. Estoy a punto de descubrir la ciudad perdida del Reino de Camboya.

Al salir de la ciudad me doy cuenta como me alejo de la civilización, me impacta la exuberancia de la selva y voy descubriendo un país en el que a lo largo de sus poblados se vive de la misma manera que hace 200, 300, o 400 años. Pequeños caseríos, monjes surcando las calles con sus características túnicas de naranja intenso, casas edificadas al estilo de palafito por lo inundable del terreno, innumerables campos de arroz donde diminutos campesinos inclinados cultivan estos granos milagrosos que tanto posibilitaron la subsistencia a los sufridos camboyanos en las épocas mas oscuras de su historia. Sino fuera por los uniformes mas modernos de los niños que salen del colegio y caminan con una felicidad casi angelical por el costado de la ruta rumbo a sus casas, adentrarse por Camboya en busca de sus templos es retroceder las agujas del reloj y vivir la experiencia de descubrir cómo era la vida de este país hace varios siglos atrás.

Y finalmente llego a Angkor Wat, y cuando levanto la vista se me pone la piel de gallina, mis ojos se llenan de lágrimas. La majestuosa silueta del templo central, de más de 1000 metros de frente y cinco torres que se reflejan en el agua, realmente me conmueven.  La imagen es casi como un espejismo, parece no ser real. Pero si, estoy ahí, y el tiempo se detiene y dejo que Angkor y las historias del antiguo impero Jemer me sorprendan.  En medio de la selva tropical, este complejo arqueológico de 200 kilómetros cuadrados, sólo es comparable con Machu Pichu y Petra.

 

De las cinco torres en forma de loto, la central alcanza los 65 metros y, subiendo a la cúspide, se tiene una vista espectacular del ingreso, el lago y la selva.

Fue la capital del antiguo Imperio Jemer, dedicado al Dios hindú Vishnu. Estos templos fueron construidos por el Rey Suryavarman y fue el epicentro del poderoso imperio que dominó los actuales territorios de Camboya, Laos, Tailandia, Vietnam, parte de Birmania y de Malasia durante 600 años, entre los siglos IX y XV.

Esas torres icónicas que parecen tocar el cielo, siguen dejando perplejos a todos los viajeros. Angkor Wat fue prácticamente desconocido para el mundo occidental hasta fines del siglo XIX, cuando con la llegada de los primeros exploradores franceses se comenzaron a oír historias maravillosas de estos templos.  Los sucesivos conflictos políticos, guerras y hasta uno de los mas oscuros genocidios de la historia de la humanidad mantuvieron a Camboya oculta durante siglos. Los ojos del mundo recién pudieron descubrir a este país a principios del siglo XX, hace realmente muy poco.

Las monumentales estructuras, rodeadas por una selva casi impenetrable, me generan cientos de preguntas, y al recorrer cada uno de los templos a veces tengo la sensación que estas construcciones son sobrenaturales. Ni la ciencia aún pudo determinar muchísimas cosas, muchos misterios aún envuelven a estos muros. Es que Angkor rompe con todos los esquemas y cánones de la arquitectura y el arte religioso convencionales, y sus formas, relieves, esculturas y pasadizos laberinticos parecen salidos de la mente desafiante del director de una película. Bueno, no es casual que estos escenarios sean elegidos como set de filmación de muchos films, y sino que le pregunten a Angelina Jolie que un día vino a filmar Tomb Raider y se enamoró de este país.

La construcción de Angkor Wat, solo duro 30 años. Si comparamos con algunas catedrales europeas, Angkor se construyó 10 veces más rápido que muchas de ellas que tardaron 300 años en concluirse. En su época de esplendor vivieron aquí un millón de personas y era uno de los lugares mas poblados del planeta.

Su misterioso y repentino abandono sigue siendo materia de estudio, una de las principales teorías es que la superpoblación del lugar produjo un desastre ecológico.

Ademas de Angor recorro otros templos impactantes. Angkor Thom me sorpende por los enigmas de las caras esculpidas en sus 54 torres del Templo Bayon

Ta Prohm es fascinante porque las raíces de los árboles entrelazados en los muros del templo crean una atmósfera de misterio fascinante y fue el escenario de la película Tomb Raider. Es para mi uno de los templos mas bonitos, por momentos las luces del sol entre las raíces entrelazadas a las paredes, crean una atmosfera fascinante.

Y finalmente una de las joyas de la travesía es Banteay Srei o “El Templo de las Mujeres”.  Esta es una de las perlas ocultas porque fue realizado en un granito rosa que lo hace distintivo y bello, y donde la delicadeza de la arquitectura y los exquisitos relieves evocan una conexión espiritual increíble.

Camboya me dejó algo más que un sueño cumplido y cientos de fotos. Es uno de esos lugares que te llegan al alma y te cambian para siempre. Me retiro pensativo en el tuk tuk camino al hotel, fascinado por las historias que descubrí tras los muros de esos templos, siempre abrazado durante toda mi travesía por la enorme simpatía y hospitalidad de este pueblo maravilloso, que pese a haber sufrido tanto, irradia una energía hermosa. Suena el teléfono, debo partir, mi viaje sigue. Nuevos destinos maravillosos me esperan, siempre hay mas historias por descubrir.

ESCRITO POR Magnolia

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