Villa Tulumba, enamorarse para siempre del Norte Cordobés

FEBRERO

18/02/2025

Por Héctor Aredes

@hector.aredes

La noticia sacudió a Córdoba la noche del 14 de Noviembre del 2024: Villa Tulumba había sido elegida por la ONU Turismo como uno de los pueblos mas bellos del mundo en la edición Best Tourism Villages 2024. Ese era un gran motivo para recorrer los 130 km que la separan de la ciudad de Córdoba, y adentrarme en tantas historias que este pueblo tiene para contar.

 

Villa Tulumba es uno de los mayores tesoros de nuestro norte cordobés. Su historia reciente se remonta a mas de 400 años y es uno de los poblados mas antiguos de la Argentina, aunque recorrer las afueras de Tulumba permite retroceder aún mas las agujas del reloj y encontrarse con las huellas extraordinarias que dejaron los pueblos originarios hace 1000 años.

 

Los caprichos del GPS me hicieron llegar recorriendo un buen tramo del antiguo Camino Real al Alto Perú, hoy casi en desuso, el cual permanece casi igual que en el 1700. Esto me permitió comenzar a experimentar antes este viaje en el tiempo a este pueblo mágico. Y es que llegar a Tulumba es adentrarse por momentos en la atmósfera del Macondo del genial Gabriel García Márquez.

Los tulumbanos han tenido la sabiduría de preservar a su pueblo, el cual quedó detenido en una atmósfera colonial, que se acentúa mas cuando se encienden los faroles por la noche y el pueblo queda envuelto en una atmósfera exquisita, surrealista.

Perderse caminando por las calles empedradas de Tulumba mientras el aroma a leña y empanadas recién hechas invaden el aire, es una aventura maravillosa. Las farolas añejas, los altos cordones y veredas, y antiguas casonas de adobe de los siglos XVIII y XIX con techos de tejas musleras, grandes ventanales y bellos portales, permiten transportarse en el tiempo y sentir como se vivía en los tiempos coloniales de la Argentina… lo que se dice un verdadero museo a cielo abierto.

Carlos IV la declaró villa el 3 de octubre de 1803, pero los españoles estaban en Tulumba desde fines del siglo XVI. Fue durante mucho tiempo el centro comercial, social y eclesiástico más importante de la provincia de Córdoba.

Lo primero que hice al llegar es ir a la iglesia de la Virgen del Rosario, ubicada al lado de las ruinas de la primitiva y antigua capilla, cuya piedra fundacional fue colocada por fray Mamerto Esquiú en 1882. Quedé maravillado por su retablo de cedro dorado a la hoja, con angelitos de rasgos aborígenes y los frescos de su cúpula de Martín Santiago, discípulo de Fernando Fader. Entre los tesoros que guarda la sacristía está la imagen de la Virgen del Rosario, una de las mas antiguas de la provincia y un enigmático cristo articulado con ojos verdes, como muchos de los sanavirones que habitaban estas tierras desde mucho antes.

Al lado de la iglesia está el tala histórico. Bajo su sombra Fray Mamerto Esquiu ofició misas, casamientos y bautismos a fines del siglo XIX. Este legendario árbol es patrimonio histórico natural. Si, hasta los árboles nos cuentan historias en Tulumba. Otro lugar donde la magia sucede es en las cuatro esquinas donde confluyen las cuatro viviendas mas antiguas de la villa, en el cruce de la Calle Real y la Calle de la Iglesia. Cada tanto un baqueano pasando a caballo hace mas real la sensación de estar viajando en el tiempo a épocas virreinales. Unos metros mas adelante está la mítica casa de la familia Reynafé, y en la misma cuadra la casa donde pasó su infancia Hernán Benítez, el confesor de Eva Perón y una de las personas mas cercanas a la primera dama argentina.

 

Los secretos de la estancia de los Reynafé

Pero la principal razón por la que llegué a Tulumba es porque quería saber mas de ese impactante hecho que fue el asesinato de Facundo Quiroga, muy cerca de allí.  Es por eso que acepté la invitación y seguí mi camino hasta Los Manantiales, la mítica estancia de los Reynafé a unos 21 kms del pueblo. El mismo lugar desde el que los cuatro hermanos de la emblemática familia idearon en 1835 el asesinato de “el tigre de los llanos”, en una emboscada en Barranca Yaco. Si hasta Santos Pérez, el autor material de la masacre partió desde esa estancia, y en este lugar también, acorralado, fue detenido Guillermo Reynafé, el último prófugo de los hermanos, que se ocultó mientras pudo en la soledad de estos muros.

Esta es sin dudas una de las historias mas fuertes de Tulumba, porque fue un hito en el devenir de la historia Argentina. En febrero fue este hecho imborrable, y una tórrida mañana, también de febrero, llegué a este lugar en busca de algunas respuestas.

Recorrer los Manantiales es adentrarse en la vida cotidiana del 1700 en una estancia que tuvo un enclave estratégico en el Camino Real al Alto Perú. Aquí se criaban las mulas que iban a Perú o Chile para alimentar las necesidades de los ejércitos.

En sus paredes de adobe y piedra resuenan aún los ecos de la historia. Pero Los Manantiales también es viajar casi mil años en el tiempo y desentrañar en la belleza de su monte los impactantes vestigios de los asentamientos de los Sanavirones, los primeros dueños de estas tierras. Quedé impactado por el avistamiento de un conglomerado de más de 50 morteros en un punto de observación estratégico en las afueras de la estancia. Las sensaciones que experimenté en este lugar son casi indescriptibles.

En esta travesía conocimos a Verónica Zamaniego y Diego Castaño, que están haciendo un trabajo maravilloso en pos de recuperar este lugar y sacar a la luz los secretos que quedaron ocultos tras las huellas de los Reynafé, y reciben con una hospitalidad maravillosa a los viajeros. No olvidaré jamás la siesta histórica y mas reparadora de mi vida que me tomé en una las habitaciones centenarias de Los Manantiales.

Las historias de Tulumba se abren y entrelazan en cada calle, en cada uno de sus antiquísimos muros. Mientras me alejaba me detuve pensativo frente a la iglesia…  me pareció ver a alguno de los Reynafé deambular por ahí, mientras el sonido de las balas de Barranca Yaco aun resuena, vívido, por estos lugares.  Me di cuenta que la verdadera magia de este lugar la define su maravillosa alquimia de historia, cultura, naturaleza, exquisita gastronomía y la música linda de nuestra tierra. Volveré, los enigmas y secretos de Villa Tulumba me dejaron aún más preguntas por responder, porque siempre, siempre hay mas historias por descubrir.

 

Cómo llegar: Villa Tulumba es la cabecera del departamento del mismo nombre, a poco más de 130 km de Córdoba Capital. Se accede por ruta nacional 9 Norte, luego se empalma con la ruta provincial 16 que une Dean Funes con San José de la Dormida. El alojamiento es variado: Hostería, hostales, casas y cabañas. La estancia “Los Manantiales” ofrece experiencias de turismo rural e histórico, se puede ir en el día o pasar la noche. Dónde comer: Frente a la plaza se pueden disfrutar de las dulzuras y exquisiteces del norte cordobés. El nuevo restó “Luz Mala” sirve la mejor carne asada en un caserón antiguo muy bien ambientado.

ESCRITO POR Magnolia

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